
8.08.2005
"AYER ESTABA MUY TRISTE, HOY ES OTRO DIA"
"EL PODER DEL PENSAMIENTO".
Hoy me considero la persona más feliz de la tierra; creo que la hierba nunca había olido tan rico: que el cielo jamás estuvo tan alto. Espero esta sensación me dure por mucho tiempo.
Tengo una cantidad impresionante de problemas, pero llegue a la conclusión que de nada sirve estar triste, so los problemas están igual ahí.
Creo que un pensamiento positivo es un lujo que todos nos podemos dar.
Tenemos que quedarnos con lo nievo, pero sólo quedarnos con lo mejor de lo antiguo.
Así que el que la sigue la consigue. (O gana el que aguanta hasta el final.)
Creo que para muchos de nosotros el pensamiento negativo se transforma en un hábito (un mal hábito) que al cabo del tiempo se transforma en una adicción.
Es una enfermedad, como el alcoholismo, comer en exceso o abusar de las drogas.
Muchos de nosotros sufrimos de esta enfermedad porque pensar negativamente es adictivo para los tres grandes: El Cuerpo, La Mente y Las Emociones. Si uno lo deja pasar, los otros lo atrapan.
El cuerpo se hace adicto a las sustancias químicas que Respuesta-Pelea-Huida precipitan en la corriente sanguínea. La estimulación ocasiona por una buena sesión de pensamiento negativos tiene algo de especial. Algunos se “drogan” con adrenalina.
La mente se hace adicta a “tener razón”. En este mundo imperfecto, una de las formas más fáciles de tener rezón es predecir el fracaso, especialmente el propio. A la mente le gusta tener razón. Frente a la pregunta” ¿Prefiero tener razón o ser feliz’”
Los pensamientos negativos deben tratarse como cualquier adicción, con un gran compromiso serio con la vida, paciencia, disciplina y el deseo muy grande de mejorar y perdonar y si damos por seguro que nos recuperaremos, seguro que te mejoraras o te sentirás mejor.
La mayoría de la gente vive, ya sea física, intelectualmente o moralmente, en un círculo muy restringido de su propio potencial.
Usamos una porción muy pequeña de la posibilidad consciente y de los recursos de nuestra alma en general: como el hombre que, de todo su organismo corporal, se habitúa a usar y mover solo el dedo meñique.
Las grandes emergencias y crisis nos muestran cuánto más amplio son nuestros recursos vitales de lo que suponemos.
W. J.
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